Por: Angélica Porras N.
Desde hace varios años ya, específicamente en el 2014, surgió un término para designar a un estilo – o mejor dicho, anti estilo—que promueve la estética poco pretenciosa y “normal”: normcore.
De acuerdo con el editor de modas, Max Grobe, “normcore es sobre autenticidad, es un abierto rechazo a la extravagancia”.
El término fue acuñado por la agencia de publicidad neoyorquina K- Hole y apareció por primera vez en su publicación de 2013 “Youth Mode”. Lo que menciona sobre el término es que se aparta de lo “cool” y se mantiene en lo diferente y en una tendencia post- auténtica que opta por la igualdad, lo “normal”. Tal vez fue una broma que se salió de las manos porque inicialmente el término era usado de forma paródica para hablar de esta tendencia hacia la “normalidad”.
Normcore surge como una reacción a la creciente cultura hispter del momento, poniendo filtros vintage a Instagram y rechazando lo popular o como le llaman, “mainstream”.
Antes de que K- Hole hablara de normcore, el artista gráfico Ryan Estrada, en la edición de 2008 del cómic Templar AZ, habló sobre una ciudad imaginaria llena de gente perteneciente a una extraña subcultura. El punto focal de su cómic fue la subcultura final, normcore, que se conforma de gente vestida de jeans y playeras.
Normcore, por otro lado, fue entendido como adoptar la simpleza de no ser alternativo y de no buscar la diferencia para afirmar la individualidad.
Desde Jerry Seinfeld a Steve Jobs, normcore regresó de lo más absurdo de los noventa para quedarse.