La cerveza es una bebida muy antigua, cuyo origen se remonta a más de 9000 AC en la antigua Mesopotamia y tiene muchas historias. He aquí algunas de las más significativas y que demuestran cómo la cerveza tiene un poder que ha seducido a millones por tanto tiempo. Y que seguirá existiendo.
- Bebida espiritual
Junto al pan, en el antiguo Egipto la cerveza fue considerada el producto con más importancia de este país, procedente de los cereales. Se utilizaba tanto para dar alegría a los vivos, como para acompañar a los muertos. Y es que también se empleaba como ofrenda que habría de acompañar al fallecido hasta el más allá. Incluso, se han hallado vasijas con restos de cerveza, ¡a lo largo de todos los periodos dinásticos! (Fuente: “La cerveza y historia”. Universitat Jaume I).
- De usos médicos y estéticos
El padre de la medicina, el mismísimo Hipócrates tiene un tratado titulado Zythogala, que dedicó a la fabricación de la cerveza. Por otro lado, los griegos le llamaban a esta bebida “oinos christinos” (“christinos”, la misma raíz que Christo: el ungido), la bebida que servía para ungir a las personas afectadas de ciertas dolencias. Esta cerveza entraba en la composición de ciertos remedios destinados especialmente a tratar a los enfermos de afecciones gástricas e intestinales. De igual forma Herodoto, el padre de la historia, contaba que las mujeres elegantes de Egipto usaban la espuma de la cerveza, ¡para untársela! Y de esta manera buscar conservar el frescor natural de la piel. (Fuente: Cerveceros de España).
- Inspiradora para la arquitectura
Los antiguos egipcios construyeron las pirámides bajo su influencia. De acuerdo a investigaciones de Patrick McGovern, arqueólogo de la Universidad de Pennsylvania, a los trabajadores que construyeron las pirámides de Egipto y de Mesopotamia se les pagaba con cerveza. Las bebidas fermentadas ayudaban a relajarse a quienes las tomaran y a olvidar así las diferentes dificultades de cada día. (Fuente: Penn Museum, Patrick E. McGovern).
- Divina intervención religiosa
Hasta el año 1400 los ingredientes principales de la cerveza eran solo cebada malteada, agua y levadura. Se añadían romero y tomillo para evitar que la cerveza se estropeara y para sumarle sabor. La bebida resultante era turbia y contenía muchas proteínas e hidratos de carbono, lo cual la hacía muy nutritiva, y la consumían tanto los campesinos como la nobleza. Se cree que fue hasta el siglo XV que se descubrió una nueva versión de cerveza. Cuando los mercaderes de Flandes y Holanda introdujeron el lúpulo en su elaboración, lo cual le daba cierto sabor amargo. A esta nueva variedad con lúpulo se le denominó «cerveza», mientras que a la que carecía de esta se le llamó «ale». La nueva variante con lúpulo se hizo tan popular que a partir del siglo XVIII todas las cervezas se fabricaron con este componente. (Fuente: Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC)).
- La llegada a México
Veinte años después de la caída de la antigua Tenochtitlán se fundó en la Nueva España la primera fábrica de cerveza del continente americano. Posteriormente, en 1542, el emperador Carlos V suscribió una cédula que concedía un permiso para un establecimiento cervecero. Claro, con la condición de que la Corona recibiera un tercio de las ganancias. Nada tonto. (Fuente: Consejo de Investigación sobre Salud y Cerveza de México, A.C.)