Dejo ir mi necesidad de complacer a los demás.
Me miro con amorosa aceptación.
Dejo ir mi perfeccionismo; me lastima y lastima a los demás.
Cobro conciencia de todo lo que ya es, lo reconozco con gratitud.
Dejo ir mi expectativa de que alguien fuera de mí me hará feliz. Asumo la responsabilidad de mi propia felicidad y la comparto.
Dejo ir la ilusión de que aquello que me da placer, estará para siempre.
Cultivo mi fuente interior de dicha; todo lo demás cambiará.
Dejo ir la falsa creencia de que necesito “tener” para estar bien.
Observo la posibilidad de “estar bien” que ya está en mí.
Dejo ir mi anhelo de poder por el poder. Siento el bienestar de poner mi poder al servicio del bien común.
Dejo ir mi necesidad de tener todo bajo control.
Experimento la paz y la libertad que otorga el soltar.
Te invito, ahora que comienza un nuevo ciclo, a danzar contigo mismo explorando estas posibilidades. Todas ellas contactan con tu potencial interno de felicidad basado en la amorosa autoaceptación, en la honestidad personal, en la valentía para mirar lo que es con compasión y en la disciplina de ser fiel a ti mismo.
Que tu nuevo año esté lleno de claridad en tu mente, de paz en tu corazón y de alegría en tu mirada. ¡Bienvenido 2018!