Mayo tiene varios días que de manera usual celebramos o conmemoramos como el día del trabajo, el día de las madres y el día del maestro. Todas estas celebraciones son importantes y de manera general son un buen pretexto para que una vez al año reconozcamos su trascendencia y rol en la sociedad.
Sin embargo, ahora en 2020, este mes cobra mayor fuerza e importancia dadas las condiciones en las que nos encontramos.
Hace apenas unos meses, todas las mujeres nos uníamos en una sola voz exigiendo un alto a la violencia de género, alto a las diferencias salariales y laborales entre hombres y mujeres, alto a la discriminación y desvalorización en contra de las mujeres. Ese día fue el 9 de marzo del año en curso y quedó (tristemente) como un movimiento sin voz ya que las circunstancias sanitarias por las que atraviesa nuestro país y el mundo acallaron esas voces.
Sin embargo, estas mismas circunstancias han logrado que se demuestre una y otra vez el ENORME peso y responsabilidad que nosotras, las mujeres, tenemos en la sociedad. A lo largo de esta cuarentena, hemos sido nosotras las que hemos logrado mantener a flote la economía a pequeña escala, el sistema educativo y la familia. Trabajando a distancia, en home office o en home schooling de manera remota con nuestros colaboradores, alumnos e hijos, estamos logrando que las casas, oficinas y escuelas mantengan su ritmo habitual de la mejor manera posible.
Somos nosotras quienes estamos y nos mantenemos al pendiente del trabajo de la oficina, de la casa y las labores domésticas que parecieran nunca terminarse, de la crianza y los deberes escolares de los hijos, de las compras, de los entrenamientos virtuales y del esparcimiento familiar, en fin…la lista de responsabilidades es muy larga. Y no es que los hombres no lo hagan o no sepan cómo hacerlo, es que, generalmente, la mujer es quien carga con estas responsabilidades tan abrumadoras y poco reconocidas.
Por eso, es nuestra labor como mujeres, 00madres, maestras, coaches, empresarias, ejecutivas, empleadas, alzar la voz para que nuestra presencia en la sociedad sea reconocida de una manera mucho más igualitaria, solidaria, justa y mejor retribuida y no conformarnos con el festejo de un solo día.
Hagamos que el movimiento del 9M no se quede en un recuerdo o en buenas intenciones. Sigamos trabajando desde nuestras trincheras y demostrando que somos el pilar de la sociedad y que exigimos y merecemos ser reconocidas y tratadas con condiciones de igual a igual con los hombres.
Hoy más que nunca, debemos unirnos y valorar el trabajo de cada una de nosotras, no importa cuál sea nuestra profesión u oficio. En esta cuarentena, todas hemos tenido la oportunidad de ver más de cerca que no es fácil ser maestra y que serlo requiere gran compromiso y dedicación. No es fácil ser empleada doméstica y cumplir diariamente con las pesadas tareas que resultan agotadoras e interminables. No es fácil ser ejecutiva o empleada de oficina y a la vez estar de mamá de tiempo completo. No es fácil trabajar de lo que sea para llevar el sustento a la familia y continuar trabajando en el rol asignado. No es fácil ser mujer y tener tantas responsabilidades que pocas veces se ven y se reconocen.
Cada una de nosotras sabe cuánto ha trabajado por llegar a donde está y cuánto esfuerzo le ha implicado mantenerse.
Seamos más humanas, compasivas y comprensivas entre nosotras. Aplaudamos y reconozcamos la labor que todas, sin importar la profesión u oficio, realizamos día a día para mantener el barco a flote. Todas contamos, todas somos importantes. Todas debemos exigir mejores condiciones de vida, mejor educación para las niñas y niños, más conciencia SIN violencia. Retomemos el 9M y que cada una de nosotras valore quien es y su importancia en la sociedad en que vivimos.
Deseo que al término de esta cuarentena todas y todos tengamos mayor conciencia sobre quienes somos, nuestros roles y la importancia que tiene ser mujer en un mundo convulso e incierto pero lleno de oportunidades para cambiar la realidad, dejar huella y lograr un impacto positivo en la sociedad, y, sobre todo, en las siguientes generaciones.
Con profunda admiración y agradecimiento a todas.
¡Felicidades!