Por: Jose Cruz
Psicoterapeuta Gestalt y Educador sexual.
Hace unas semanas estuve en playa del Carmen y cuando ya estaba por salir del hotel para regresar a la CDMX y después de las vivencias que tuve durante mi estancia en este hotel, no puede dejar de pensar que el amor es como un gran resort donde muchas personas llegan a hacer check in con la esperanza de vivir momentos maravillosos y otros se van tristes a la recepción a hacer check out, porque ese maravilloso momento el cual habían esperado había llegado a su fin.
El motivo por el cual yo estaba ahí era la despedida de soltera de mi amiga Sag, en verdad está muy feliz porque se va a casar y literalmente está por hacer check in en el amor, es decir se va a registrar en un resort llamado matrimonio, en el cual sé que le va a ir muy bien ya que todas las instalaciones y amenidades de su vida en pareja suenan muy sólidas.
Pero, en ese mismo viaje también hubo un check out en mi vida… Estábamos en medio de alegría, locura, alcohol, alcohol, alcohol y más alcohol en la playa, ambientándonos, música, ah y ¡más alcohol!
De pronto vemos que, a pocos metros, comienza a celebrarse un boda, en el mismo hotel donde estábamos hospedados, y al término de la misma, por detrás de nuestros camastros desfila el cortejo nupcial, vi al novio y se me hizo conocido… Y de pronto una cara conocida y otra y otra… Y luego va pasando mi EX…
¡Era como un capítulo de Sex and the City, a más de 900 km de distancia, en el mismo hotel, se estaba celebrando la boda de una de las amigas de mi ex! después de vernos a lo lejos, nos mensajeamos por whats app, todo era tan raro, tan inusual, que no tuvimos otra opción que vernos para platicar, era muy raro, la vida nos había juntado por o para algo, así que teníamos que descubrirlo, y pues después de plática, lagrimas y decisiones, me di cuenta que efectivamente tenía algo por hacer y por entender: la vida me había puesto nuevamente frente a esa persona y el motivo era, por fin hacer check out en ese episodio de mi vida.
Y regresando al momento en el cual ya estaba por subirme a la camioneta que nos llevaría de regreso al aeropuerto, pude agradecer a la vida por permitirme estar de frente a la persona que una vez fue tan importante para mí y poder saldar las cuentas emocionales que tenía pendientes y finalmente hacer ese check out, mientras subían las maletas, seguí viendo como al igual que en el amor, personas llegaban y personas salían, de ese gran resort, imponente, divertido, misterioso, confortable, etc.
Y lo que más admiraba es que ahí todos viven al 100 las emociones, todos disfrutando y admirando cada detalle, otros quejándose en todo momento, pero seguían ahí y muchos de ellos no se daban cuenta de que allí estaban y ya comenzaban a planear e imaginar las que serán sus nuevas vacaciones. Muy pero muy parecido al amor.
Uno elige el destino de vacaciones, uno elige con quien ir, por cuanto tiempo estar y además siempre está la posibilidad de hacer check in y disfrutar lo que está preparado para ti o si no te gusta el lugar, o no es como lo imaginaste, después de que lo probaste siempre está la oportunidad de hacer check out al igual que en cada relación.
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