De acuerdo con los budistas el Prana es la energía vital que alimenta el cuerpo y Apana es la energía que sale o se desecha; por lo que Pranayama es la unión balanceada entre el aire que entra y sale. El pranayama se encuentra en la frontera entre lo material y lo espiritual, siendo el diafragma el punto de encuentro entre el cuerpo fisiológico y el espiritual.
Pranayama es respirar, quitar los obstáculos que impiden que la energía vital fluya ya que la respiración es el puente entre mente y cuerpo. La inhalación es activa: energiza al organismo y sube el ánimo; mientras que la exhalación es pasiva: calma la mente, produce relajación y un estado de paz. Sin embargo, en yoga la exhalación consciente se vuelve activa y es por eso que solo se usan respiraciones activas.
Debido a que respirar es un proceso innato en los seres humanos, rara vez prestamos atención a esta actividad que damos por hecho. Por tal motivo, al practicar yoga la respiración toma un papel importante puesto que la atención plena es necesaria durante toda la práctica.
En yoga, existen diferentes tipos de respiración de acuerdo con el objetivo que se quiere alcanzar, entre los que se encuentran: respiración purificante, estimulante, refrescante y regenerativa. Además, cada tipo de respiración destaca 4 componentes que forman un patrón: Inhalación, retención en inhalación (antara kumbhaka), exhalación y retención en la exhalación (bahya kumbhaka). Al retener se retiene la energía y no solo la respiración. Es importante hacer notar que primero hay que vaciar (exhalar) para poder llenar (inhalar).
Dependiendo del objetivo que se persiga, la duración y la fuerza con la que se realice el patrón de respiración determinará los beneficios que se obtengan.
Al seguir este patrón de respiración se consiguen los siguientes efectos:
- Reducir cansancio y tensión
- Reducir ansiedad y estrés
- Aliviar tensión en área de tórax
- Disminuir acidez estomacal
- Limpiar canales respiratorios
- Eliminar exceso de mucosidad
- Fortalecer sistema inmune
- Calmar el sistema nervioso
- Inducir claridad mental
- Generar calor corporal
- Eliminar toxinas del cuerpo
- Estimula los hemisferios cerebrales
- Generar calor corporal
- Igualar flujo de energía en el cuerpo
Claro que durante una práctica de yoga se pueden realizar y combinar diferentes tipos y patrones de respiración e incluso se pueden combinar con ciertas posturas y mudras para potencializar los efectos de ésta. Sin embargo, durante las prácticas de yoga que son mucho más dinámicas y físicas (Ashtanga, Vinyasa, Bikram, Hatha) se utiliza la respiración victoriosa o respiración ujjai.
Esta consta de inhalar profundamente por la nariz cerrando la glotis (se ralentiza la entrada y salida del aire) generando un sonido particular por la fricción del aire con la glotis; y exhalando por la nariz (como si empañaras un vidrio). El sonido que esta respiración produce es relajante y energizante al mismo tiempo ya que se asemeja a las olas del mar. En la práctica de yoga cada respiración equivale a un movimiento. De tal suerte que al inhalar realizamos un movimiento y al exhalar realizamos otro como si fuera una coreografía o una danza armoniosa: la coordinación de la respiración está ligada con la postura.
Dentro de los beneficios que este tipo de respiración aporta, se encuentran:
- Es completa porque abarca las clavículas, pulmones y abdomen
- Permite una ventilación total de los pulmones
- Energiza al cuerpo
- Disminuye presión arterial y ritmo cardiaco
- Induce a estados de interiorización, concentración y meditación
- Ayuda a dirigir conscientemente el prana
- Combate el insomnio cuando se realiza de manera completa en reposo (savasana)
Pranayama y Meditación
La respiración está directamente ligada con el sistema nervioso central y se conecta con el hipotálamo que es el encargado de transformar las percepciones en experiencias cognitivas. Por lo que si la respiración está alterada, la recepción de dichas percepciones puede ser distorsionada y provocar respuestas equivocadas.
La práctica de pranayama despeja la mente para aportar claridad y ser capaces de ver lo apropiado en el momento oportuno. No es fácil lograr detener los pensamientos ya que éstos siempre existen y surgen. Cuando la mente divaga es entonces que debemos regresar a ser conscientes de nuestro patrón de respiración. Respirar es un acto de amor hacia nosotros mismos y también es un acto controlable. Somos capaces de controlar nuestra respiración y enfocar la mente en ella. Si dejamos que la mente y la conciencia fluyan con la respiración, las fluctuaciones se detienen, la mente se prepara para entrar en estado de contemplación y meditación y así logramos asimilar los beneficios y el impacto en el corto y largo plazo que este acto tan cotidiano tiene en nuestra vida.
¡A tu salud!
Mónica Velasco
Yogui, Health Coach Holística & Funcional Fundadora de www.reverdeser.com.mx