Por: Jose Cruz

Psicoterapeuta Gestalt y Educador sexual.

Este fin de semana lo reservé para mí solito y mis demonios internos; sin embargo, pude ver con claridad todas las actividades que están directamente asociadas a “DEBER SER”, en compañía o en pareja: llegué yo solo a la fiesta de mi mejor amigo con el fin de disfrutar de la misma y estar con los amigos que tenemos en común. Pero, a diferencia de lo que pensaba, desde que entré sentí miradas raras, ya que todos llegaban en parejas y no solos: llegaban con su date, novi@ o espos@; también llegaban con sus amigos o amigas “para no llegar solos”, pero ya que estábamos ahí resulta que había otra persona que: “me querían presentar”.  ¡Qué incómodo! En verdad mi objetivo con respecto a este fin de semana era destinarlo solo para mí, así que rápidamente me puse a platicar y bromear con todo mundo con la intención de pasarla bien, cumpliendo mi objetivo.  Más tarde me fui a mi siguiente compromiso, me invitaron a ser padrino de una puesta en escena llamada “Vuélveme a querer”, una obra muy divertida que se está presentando en el Foro Cultural Luis Vázquez (Colima #267, Col. Roma Norte. CD.MX.) y ahí también me di cuenta de que yo era el único de todos los espectadores que iba solo; de hecho, como era invitado de honor, me habían dejado mis DOS cortesías… y bueno, ¡ya sabrán! Otra de las cosas que hice solo por esta ocasión, fue ir al cine, y es que hay películas que disfruto estando a solas. Ese fue el caso de Moonlight, donde sabía la temática y al acudir solo, uno puede llorar agusto, jejeje… ¿Y adivinen qué?  Nuevamente era el único que iba solo.
Adicionalmente, este fin de semana, a todos los restaurantes a los cuales llegué, me preguntaron: «¿Mesa para dos?, ¿Listo para ordenar o está esperando a alguien?, ¿Algo de tomar mientras llega la otra persona?» ¿Que acaso es muy poco común que las personas andemos disfrutando solos de la vida?, ¿Es necesario acudir acompañado a todos lados para estar dentro de la “normalidad?

Es por eso que alentando a experimentar cosas nuevas les comparto mi perspectiva de lo que sucede cada que voy solo a cualquier lado.

Beneficios de salir solo:

1.- Vas al lugar que quieras y no tienes que pedir opinión de nada; puedes estar en contacto contigo mismo, darte el tiempo que necesites para poder revisar qué es exactamente lo que quieres hacer en ese momento.

2.- Cambiar planes a la hora, ¡en el momento y en el lugar que quieras! Es decir: puedes haber planeado un día perfecto, pero si sale algo divertido, algo atractivo o una nueva experiencia, la tomas y punto.

3.- Conoces a nuevas personas; y es que yo saludo y sonrío hasta a los perros, así que en cada lugar al que voy, puedo conocer y/o interactuar con nuevas personas y aprender nuevas maneras de ver la vida.

 

¿Pero, y si estoy en pareja?

No importa que estés en una relación, casado o que estés siempre con amigos: es saludable tener momentos para ti, darte un respiro, escuchar tu sentir, para atender tus necesidades reales y poder regresar a estar en contacto con tu novi@, pareja o amig@ con nuevos bríos, con algo nuevo que contar, etc. Recuerdo a una de mis mejores amigas de la vida -su nombre es Ruth Vargas BTW- en que lo padre de viajar con ella era que podíamos tener la confianza de decirnos “dame chance regreso en un rato”, “yo quiero hacer esto, ¿Tu qué quieres?” y así cada viaje que hacíamos disfrutábamos de estar acompañados, pero también teníamos la libertad de pasar un rato a solas.

En conclusión: creo que es muy poco común andar solo divirtiéndote, es por eso que al ser diferente de los demás eres disyuntivo para su pensamiento y por eso es que intentan meterte a lo que ellos conciben como lugares para estar acompañado; y si, a veces es un poco incómodo estar diciendo a todo mundo: “No, vengo solo” pero te acostumbras y puedes disfrutar de estar con la persona que más debes amar en este mundo: ¡tú mismo! Así que sé fiel a ti mismo, escucha tus necesidades reales y ¡Defiende tus derechos como ser individual!

 

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