Por: Mónica Velasco  

 

Para nosotros los occidentales, febrero es el mes del amor y la amistad: corazones de todos colores, cupidos, regalos, muestras de amor y amistad se manifiestan por doquier. Pero, ¿alguna vez te has cuestionado porqué asociamos el corazón con las emociones?, ¿porqué cuando nos sentimos tristes, avergonzados, inseguros o temerosos tendemos a encorvarnos y a cubrir el pecho? Y por el contrario, cuando sentimos alegría nos sentimos expandidos, rebosantes, ligeros y abiertos a experimentar y disfrutar lo que la vida nos ofrece.

Todos sabemos que el corazón es el órgano vital por excelencia y que se encuentra en el lado izquierdo del pecho resguardado por la caja torácica. Este órgano se encarga de bombear la sangre y llevar oxígeno en ella a todo el organismo. Sin embargo, este órgano también es el responsable de sentir emociones de todo tipo y lo que éste siente se refleja en el resto del cuerpo, de tal manera que el resto de los órganos se ven impactados por dichas emociones tanto así que la salud física, mental, emocional y hasta nuestra postura corporal se ven afectadas.

Las posturas de apertura de pecho nos expanden del centro a la periferia, es decir, desde el centro del cuerpo hacia las extremidades. Estas aperturas se van desarrollando poco a poco con cada práctica, movilizando, reacomodando y fortaleciendo nuestro sistema nervioso y músculo-esquelético haciéndolos trabajar en armonía, con el balance natural con el que deben funcionar.

En un plano más sutil, a medida que vamos trabajando las aperturas de pecho se genera un movimiento energético en el cuarto chakra, que de acuerdo con los Budistas, corresponde al corazón: el centro del amor, compasión, empatía, perdón, conexión y aceptación hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Al liberar la energía bloqueada en esta área, es posible remediar algunos problemas respiratorios, cardiacos y trastornos emocionales que alteran la manera en la que nos relacionamos con otros: como fobias o miedos irracionales (ej: a la soledad o al compromiso); disfunciones típicas de bloqueos energéticos en esta área.

Más aún, cuando el corazón está abierto es capaz de sentir amor incondicional, compasión, alegría y conexión (más allá de las palabras) con todo lo que le rodea.

¿Y…cómo logramos el desbloqueo del corazón?

Ejercicios de respiración, mindfulness, terapia de desbloqueo emocional, rituales de perdón, etc. son tan solo algunas formas de hacerlo.

Sin embargo, hoy te comparto 6 posturas de yoga que aunque varían en dificultad todas tienen el mismo objetivo y aportan los mismos beneficios:

  • abrir el pecho,
  • mejorar tu postura corporal alargando tu columna vertebral,
  • expandir tu capacidad pulmonar,
  • aliviar tensión en hombros y espalda alta
  • darle un boost a tu sistema inmunológico
  • tomar conciencia de aquellos bloqueos (miedos, fobias, incapacidades y limitantes emocionales que tenemos y de los cuales no somos conscientes en ocasiones)

Claro está que estas posturas no son mágicas ni tienen efecto inmediato. Poder desarrollar cada una de estas posturas toma su tiempo de calentamiento, preparación y por supuesto, trabajo personal para que cada quién enfrente sus propios demonios y obstáculos y pueda liberarse de lo que le tiene bloqueado.

También es importante considerar que cada postura debe mantenerse entre 5 y 10 respiraciones yóguicas* como mínimo antes de salir por completo de la postura y así poder obtener los beneficios que cada una ofrece.

Las siguientes posturas son tan solo algunas de las muchas que existen para abrir el pecho. Aquí te explico cómo realizarlas y también te ofrezco una variación más sencilla.

* las respiraciones yóguicas son inhalaciones y exhalaciones largas, profundas, expansivas y conscientes pero ya abordaremos ese tema en otra ocasión.

Postura ¿Cómo se hace? Variación
Gomukasana o cara de vaca Sentada sobre el tapete. Una pierna cruza la otra con las rodillas juntas una sobre otra apuntando al suelo y los dedos de los pies apuntando hacia fuera. El tronco se alarga y el tórax se expande acercando los omóplatos. El brazo derecho dobla por detrás de la cabeza para alcanzar la escápula y el brazo izquierdo alcanza al brazo derecho por detrás de la espalda para juntarse. Los codos van dirigidos uno hacia arriba y otro hacia abajo desplazándose ambos hacia atrás. Mirada al frente. Cambia de lado. Para salir de la postura desentrelaza brazos y piernas. Siéntate en una silla con los pies descalzos apoyados en el suelo y la espalda erguida. Flexiona un codo por encima de la cabeza y con la mano opuesta empuja el codo hacia el lado contario para expandir el pecho. Puedes ayudarte de un cinturón o de una toalla.
Anjaneyasana

 

Cuatro puntos. Una pierna hacia adelante con el pie entre manos, alineando rodilla con talón en ángulo de 90°. Otra pierna hacia atrás con rodilla y empeine en el suelo. Manos juntas a la altura del pecho. Inhalando alarga torso hacia el cielo y arquea ligeramente la espalda, eleva los brazos, baja los hombros y mira al cielo. Apoya el peso en el talón de enfrente al tiempo que llevas la cadera al frente y hacia abajo (repetir con la otra pierna).

 

Puedes utilizar un cojín o doblar el tapete si te duele la rodilla. También puedes hacer la postura apoyándote de una silla o frente a una pared con los dedos del pie apuntando hacia la pared y colocando las puntas de los dedos en ella si te cuesta mantener el equilibrio.
Bhujanghasana o cobra

Boca abajo en tapete con piernas estiradas y pies juntos. Lleva manos a los costados a la altura de las costillas y debajo de los hombros. Inhalando extiende los brazos sin trabar los codos y eleva torso, mentón y cabeza presionando sobre pelvis y manos. Arquea la espalda lo más posible y mira al frente. No despegues la cadera ni los muslos del suelo. Puedes hacer la versión de la esfinge que consiste en apoyar antebrazos en el suelo y expandir pecho sin estirar los brazos. Los codos se mantienen alineados con los hombros.
Salabhasana o langosta

 

Boca abajo en tapete. Piernas estiradas abiertas al ancho de caderas y brazos a los costados con palmas al cielo. Inhalando empuja los empeines a la tierra, rota internamente los muslos y pega el ombligo a la columna para no lastimar la espalda baja. Eleva torso, cabeza y piernas. Lleva los hombros hacia atrás y alarga el esternón, mirada al suelo. No forces el cuello ni aprietes los glúteos. Para salir de la postura simplemente baja el torso y las piernas al tapete. Entrelaza los dedos por detrás de la espalda, lleva el ombligo hacia la columna y mantén las piernas apoyadas en el suelo para no sobrecargar presión en las lumbares.
Setu banda sarvangasana o puente

 

Boca arriba en tapete. Rodillas abiertas al ancho de caderas, flexionadas y alineadas con los tobillos. Lleva los pies lo más cerca de los glúteos y presiona firmemente con ambos pies para que al inhalar eleves la cadera Lleva los brazos por debajo de tu espalda y entrelaza los dedos, abre el pecho y pega la barbilla al pecho. Continúa elevando la cadera y mantén los muslos paralelos al suelo. Para salir de la postura exhala y libera tus manos hacia la tierra. Permite que tu sacro descanse en el tapete, extiende tus piernas y alarga tu espalda. Puedes dejar los brazos extendidos a los costados con las palmas en el suelo. También puedes utilizar un bloque de yoga para ayudarte a elevar la cadera.

 

 

 

 

Ustrasana o camello

 

 

 

 

 

Hincada. rodillas apoyadas en el suelo abiertas al ancho de cadera, espinillas y empeines en el suelo. Manos en espalda baja. En la inhalación alarga el tórax y ve arqueando la espalda hacia atrás. En la exhalación intenta llevar las manos hacia los talones empujando la pelvis hacia el frente y la cabeza hacia atrás de modo tal que los muslos estén perpendiculares al suelo. Si te es difícil llevar las manos a los talones, puedes dejarlas apuntando hacia el piso sobre las lumbares.

 

Abrir el corazón de verdad requiere valor, y quizá lo que surja no sea felicidad o una luz brillante, quizá notemos tristeza, alguna emoción inesperada, miedo o dolor… o nada. Ser honestos con lo que encontramos es lo más sincero que podemos hacer en ese momento. Si es emoción y expansión: ¡disfrutar y llenarse de esa energía liberadora! Si es un sentimiento o emoción no agradable o tensa, entonces habrá que observarla, respirar, explorarla, respirar… hasta aceptarla y poder transformarla….así es como se comienza a sanar. Si no hay nada, puede ser que simplemente (el corazón) necesite tiempo, y eso también está bien.

Recuerda que para practicar yoga no es necesario ser cirquero ni gimnasta. Las posturas no deben ser perfectas para ser eficaces. Lo importante en yoga es que expandas tu conciencia y atención a tus pensamientos y sensaciones y mantengas una alineación correcta para evitar lesiones.

Dentro del tapete como fuera de él seguimos conociéndonos, aprendiendo y descubriéndonos para aumentar nuestra capacidad de amar y disfrutar lo que la vida nos ofrece.

 

¡A tu salud!

Mónica Velasco

Yogui, Health Coach Holística & Funcional

Fundadora de www.reverdeser.com.mx