Por: Paulina Monarrez

 

Mi mamá es de Morelia, Michoacán, y cuando era niña, mi familia iba de vacaciones a dicha ciudad, uno de mis lugares favoritos era ir al museo del dulce; famoso por sus exquisitos dulces, los cuales, surgieron de la fusión de cocina traída por los españoles, con la gastronomía indígena de la región; dando como resultado una amplia variedad de productos que hoy en día conforman la tradición dulcera de la capital michoacana.

 

En 1840, inició como una tienda de dulces frente a la Catedral de Morelia con el nombre de “El Paraíso”. Años después, la dulcería se trasladó a un edificio colonial ubicado en la calle Francisco I. Madero, también en el centro histórico de Morelia, donde, en 1999, con el objetivo de conservar la tradición de los dulces y al mismo tiempo compartirla con los visitantes, Dulces Morelianos Calle Real creó el Museo del Dulce De La Calle Real.

 

Este museo te hará viajar en el tiempo, ya que sus empleados lucen vestidos de la época del porfiriato y conocerás maquinaria original de 1960 con que se cortaba y empaquetaba el ate. Este sitio muestra además la variada gastronomía prehispánica, las especies vegetales nativas de nuestro continente y las que fueron traídas por los conquistadores.

El Museo del Dulce De La Calle Real cuenta con diversas salas; una de ellas muestra una galería con más de 130 fotografías de la antigua Morelia, las cuales, fueron donadas por el maestro José Antonio Romo Carrera. Otra de las salas, es la de cine, donde se proyecta un video sobre la historia del dulce desde tiempos prehispánicos, hasta después de la conquista. En otra de las salas de este museo se exhiben tres maquetas que cuentan la historia del dulce. La primera, muestra el Ex Convento de Santa Rosa de Lima o Conservatorio de las Rosas, donde se detalla la llegada del dulce a la Nueva España. La segunda maqueta muestra cómo es creado el ate de manera artesanal hasta su industrialización. Y la tercera, recrea maquinaria de vapor con que se elaboraba ate en los años 40´s.

 

Una de las salas más deliciosas es la Cocina Colonial, recreada lo más similar a una original del siglo XVIII. Aquí, podrás ser testigo de la elaboración artesanal del ate moreliano y degustarlo recién hecho. Además, en el patio del museo podrás admirar algunos carruajes del siglo XIX.

 

Hoy en día este establecimiento además de ofrecer historia, tiene a disponibilidad de los visitantes una dulcería, pastelería y chocolatería, con más de 300 tipos de dulces tradicionales como: jaleas, morelianas, cajeta, cocadas, rollo de guayaba, jamoncillos de leche, fruta cubierta, dulces de tamarindo, paletas, rompope, licor de frutas, alegrías, chocolate de metate, natillas, chongos, camotes, alfajor, borrachitos, bolitas de leche quemada, pasta de almendra, fresas cristalizadas, entre muchos más.

 

De mis favoritos el helado de pasta de chongos zamoranos, y las morelianas, de hecho de tanto acordarme, hasta “agua se me hace la boca”, expresión que muchos mexicanos decimos cuando algo se nos antoja, y la boca empieza a llenarse de saliva.

 

Así que ya saben, que si van a Morelia, cuando pase la pandemia, no dejen de darse una vuelta en el Museo del Dulce De La Calle Real.

 

#MéxicoNosVemosPronto