Por: Jose Cruz

Psicoterapeuta Gestalt y Educador sexual

Definitivamente uno de los grandes problemas que salen en consulta son los resentimientos hacia las personas que nos hicieron daño, o mejor dicho… las personas que hicieron cosas y que nos afectaron. Sus acciones pudieron afectar directa o indirectamente, y pues el resultado es que cada uno de nosotros tenemos un costal. Algunos lleno, otros no tanto, pero en el costal vienen estas ganas de vengarnos o al menos ver sufrir de la misma manera o más a la persona que nos hizo daño. Y resulta que mientras más atención le pongamos a estos sucesos del pasado, logramos que regresen al presente. Y nos vuelve a dañar, pero lo más grave es que si las situaciones no se cumplen de acuerdo a los momentos que soñamos en el cual las “malas personas” van a recibir su merecido, entonces nos frustramos y este enojo, este rencor va creciendo hasta convertirse en amargura.

Milada Viguerova / Stocksnap

Afortunadamente en la vida siempre hay opciones, y puedes seguir incrementando tu costal hasta hacerlo más grande y de lo pesado no te permita avanzar o también puedes analizar si ya estás preparado o al menos valorar la posibilidad de comenzar a perdonar.

¿Cuándo comenzar este proceso?

Cuando la búsqueda de la reparación se ha convertido en el centro de tu vida o interfiere con el seguimiento de otros valores, como el amar, el ser feliz, el establecer vínculos afectivos sanos… El perdón, te permitirá poner distancia emocional para tener en cuenta todas esas vivencias y momentos que te estás perdiendo.

Es por eso que te doy una pequeña guía para que evalúes si es momento de perdonar.

Primera etapa: análisis y reconocimiento del daño sufrido

Muchas veces con la edad y con las ideas tan añejas, lo que percibiste alguna vez como un gran perjuicio a tu persona. Al hacer un paréntesis, si te sientas y lo analizas poniendo variables actuales como tu edad, tu situación emocional, tus vínculos, etc. Te das cuenta que, lo que considerabas y pensabas como muy malo, ahora ya no es tan malo. Voy a poner un ejemplo muy extremo para que quede claro este evento: estabas en primero de primaria y tu mejor amiga o tu mejor amigo te echó la culpa de una travesura que habían hecho ambos. Y por eso le dejaste de hablar y lo recuerdas con mucho rencor… y si hoy en una etapa adulta recuerdas eso, lo analizas y le das un nuevo valor, la situación puede cambiar.

Segunda etapa: elegir la opción de perdonar

Seguimos con este mismo ejemplo; de tu mejor amigo en la escuela primaria, justo estás ante dos caminos: 1.-  Lo ves cómo, bueno no fue tan malo o de igual manera le puedes comenzar a buscar… 2.- puedes seguir incrementando atenuantes, decir que rompió el valor de la confianza, la honestidad, etc. etc.  Entonces esta en ti poder dar vuelta a la hoja o seguir reviviendo ese momento triste, frustrante, etc. cada vez que lo recuerdes. ¡Ojo! No estoy diciendo que minimices todos los actos, si aún no estás listo para perdonar también es válido, solo que ten en cuenta que ahí hay algo que trabajar.

Tercera etapa: aceptación del sufrimiento y de la rabia

Me pasa con muchos pacientes… en verdad hay muchos que justifican el actuar de las personas. Me viene a la mente un chico que tronó con su pareja y aun cuando lo maltrató, en el momento que tronaron, pensando que era lo correcto, todavía le ayudo a llevarse sus cosas al otro domicilio… “Porque era lo correcto” y en lugar de sentir esa rabia y enojo prefirió guardarlo. El resultado no se puede vincular de manera afectiva genuina, por que por ahí sigue atrapada esa emoción que lo lastimó. Hasta que no la sienta y la nombre no la va a dejar fluir.

Cuarta etapa: establecer estrategias para autoprotegerse

Una vez que pasaste por estos momentos es muy importante el autocuidado. Retomo el ejemplo anterior, mientras no toque esa emoción y la nombre como tal y sienta el enojo o el sentimiento que está ahí, va a ser muy difícil que vuelva a vincularse de manera genuina. Pero lo peor, es que esta vulnerable a encontrar y vincularse con el mismo tipo de personas. Relaciones en las cuales lo maltraten, por el simple hecho de que él ve un maltrato como algo que “debe ser”. Es por eso que, si ya lograste identificar este sentimiento ahora, es de suma importancia que establezcas acuerdos contigo y estar claro con lo que, si vas a permitir y que no, para poder cuidarte en siguientes episodios.

Quinta etapa: una expresión explícita de perdón

Con esto no es necesario que vayas y busques a la persona para que le digas te perdono. Pero si puede ser una carta que después leas en voz alta, la puedes quemar o romper después. Esto es para ti, para que no solo se quede en el pensamiento, si no que el poder de tus palabras sea captado por todo tu cuerpo y sea más fácil dejar ir a esa persona y los sentimientos negativos

En papel y en cinco pasos suena fácil, pero hay situaciones muy traumáticas que nos lastiman y para eso estamos los terapeutas, para ayudarte a identificar claramente que sucede y dejar ir lo que nos hace daño.

¡Inténtalo, si se puede!