Por: Mónica Velasco

El microbioma de nuestro intestino es un mundo aparte y la población de microorganismos que albergamos en el cuerpo es super abundante (hasta 10 veces más microorganismos que las células del ser humano) y necesaria para mantener el equilibrio y la salud de nuestro organismo. La variedad y riqueza de cepas y especies que alberguemos es indispensable para que gocemos de buena salud.

Nuestra microbiota sufre cambios y transformaciones a medida que crecemos, y también se ve alterada con nuestro estilo de vida y las decisiones alimentarias que tomamos, tanto así que los alimentos procesados, ricos en azúcar y grasa perturban su composición. Inclusive los antibióticos producen alteraciones que pueden desencadenar enfermedades del sistema inmune y algunos trastornos neurológicos e inclusive se pueden presentar alteraciones en el estado de ánimo debido a que la microbiota tiene efectos en algunos neurotransmisores como: GABA, norepinefrina, acetilcolina y serotonina.

Hablamos de disbiosis cuando hay sobrecrecimiento bacteriano; lo que significa que una cepa o especie en particular tiene sobrepoblación afectando a los demás microorganismos que residen en nuestro cuerpo. Cuando esto sucede se presentan síntomas físicos que denotan dicho desequilibrio, tales como: gases, inflamación, dolor abdominal, diarrea, síndrome de intestino irritable, estreñimiento, divertículos, colitis ulcerosa, dolor de cabeza, confusión mental, estado de ánimo alterado, etc.

Perteneciente a la familia de los hongos y levaduras, la cándida es un hongo que habita de manera natural en nuestro organismo al igual que millones de bacterias más. Existen varios tipos de cándida que, estando en equilibrio, impactan positivamente la salud.

Sin embargo, cuando está en desequilibrio se convierte en patógeno que se manifiesta de varias maneras y se alberga en diferentes partes del cuerpo, afectando mayormente las mucosas del organismo (oral, digestiva y genital) aunque también puede afectar los pliegues de la piel: entre dedos de manos y/o pies, axilas, ingles, cuello.

Los síntomas que la cándida albicans provoca son:

PielBocaVagina
Enrojecimiento Bordes escamosos Comezón intensa Sensación de quemazónLengua blancuzca Lesiones (aftas) en paladar, encías y amígdalas Ardor o inflamación que dificultan poder comer o tragar Agrietamiento y enrojecimiento de las comisuras de la boca Pérdida del gusto Sensación de tener algodón en la bocaIrritación, flujo, comezón en vagina y vulva Ardor al orinar o durante coito Enrojecimiento e inflamación en vulva Sarpullido vaginal Secreción vaginal espesa, blanca y sin olor o acuosa    

¿Cómo se cura?

Por lo general, la cándida albicans se cura fácilmente con el uso de medicamentos antifúngicos que pueden ser tópicos o sistémicos si es que la persona tiene un sistema inmune fuerte. Sin embargo, si la persona tiene comprometido el sistema inmune (cáncer, VIH, trasplantes, COVID, algunos medicamentos), los síntomas pueden ser más graves que los descritos y difíciles de controlar.

Por lo general, la cura de esta afección es bastante simple y aunque hay medicamentos que alivian las molestias hasta que éstas desaparezcan por completo, la prevención sigue siendo clave para evitar dichas molestias.

Además, es importante recalcar que el estilo de vida que llevemos, los hábitos de higiene que tengamos y una alimentación “limpia” son sumamente importantes para evitar, prevenir y erradicar este patógeno.

La dieta “anti-cándida” es una dieta que tiene como objetivo matar de hambre al hongo que se alimenta de azúcar por lo que al dejar de consumir la fuente primaria de alimento de este hongo éste regresará a su condición normal.

¿De que consta la dieta “anti-cándida”?

Consta de eliminar, por un tiempo, todas aquellas fuentes de alimento (azúcares) que hagan que el hongo siga proliferando sin control. Por lo tanto, a continuación, enlisto los alimentos que puedes y no puedes comer durante el tiempo que dure el tratamiento:

NO PERMITIDOSPERMITIDOS
Fruta seca y jugos Lácteos: quesos, leche, mantequilla, yogurt, (incluyendo leches vegetales) Cereales y panes de trigo, maíz, elote, arroz y papa Embutidos y carnes procesadas Pistaches, cacahuates y nueces Hongos, champiñones y setas Margarinas, aderezos, mayonesa TODOS los endulzantes (jarabes, miel, azúcar, endulzantes y edulcorantes) Alcohol, café y refrescos Vinagres y conservas en vinagreFrutos rojos (fresas, arándanos, frambuesas) Huevo y claras de huevo Quinoa, avena, amaranto Pescado fresco, pollo, pavo, res y cordero Frijol, lentejas, habas y garbanzos (1 taza/día) Almendras, macadamias, semillas de girasol, pepitas TODAS las verduras Aguacate, aceitunas, aceite de olivo, Agua natural, mineral, té herbal SIN azúcar Limón y jugo de limón

Adicionalmente, y solamente al terminar el tratamiento se recomienda agregar prebióticos, probióticos y simbióticos que promueven el crecimiento de bacterias benéficas para el organismo.

Estoy segura de que esta información te puede ser de gran utilidad, porque todos los seres humanos hemos padecido, al menos una vez, los molestos síntomas de cándida sin saber bien de qué se trata.

Saber identificar los síntomas y poder atacar la infección evitando que ésta se siga replicando es importante para evitar complicaciones, aunque claro que eso no significa que debas automedicarte. Recuerda que la prevención es la base de una vida saludable.

¡A tu salud!

Mónica Velasco

Yogui, Health Coach Holística & Funcional

Fundadora de www.reverdeser.com.mx