Por: Angélica Porras N.

 

Estos meses estaban llenos de actividades, como todos los meses del año en la vida de cada uno de nosotros: reuniones, proyectos, deadlines, compromisos… Pero llegó un evento inesperado para la humanidad, un virus lo suficientemente fuerte como para mantenernos a todos en casa resguardados.

¿Qué pasó con todo lo demás? Se quedó en las agendas, algunas de estas actividades son reprogramables, otras no: algo que se quedó en planes, porque, al menos en el futuro inmediato, no ocurrirá, el tener que despedirse  de la expectativa de acontecimientos importantes.

Todos vivimos situaciones que debemos dejar ir: un festejo próximo, una graduación, una reunión. Aquí lo que queda es aprender a que no todo lo podemos controlar y que a veces, tendremos que dejar ir, soltar las expectativas, eliminar apegos. Cuando se habla de apego en occidente se cree que es la conexión emocional, pero no, apego, en el sentido de soltar, se refiere a ese vínculo que se crea con algo creyéndolo permanente e indispensable. El apego puede ser a objetos, situaciones, personas, etcétera. Apegarse  atrapa, soltar libera. Lo dijo en otras palabras el psicólogo Carl Jung: lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.

Aferrarse a lo que ya se fue o lo que ya no es puede ser sumamente nocivo . Soltar duele, pero es un dolor necesario, dice el psicólogo Walter Riso que se trata de un sufrimiento necesario. Un sufrimiento que transforma y fortalece. No se trata de resignación, se trata de aceptar las cosas como son y actuar con base en ello: si una pareja se fue, si un evento se pospuso, o cualquiera que sea la pérdida, la situación se puede resignificar y posteriormente analizar qué se aprendió de ello; el aprendizaje conlleva indudablemente al crecimiento.

Existe un ejercicio para el desapego: escribir una carta en la que se mencione qué pasaría si no se tuviera aquello que se teme perder escribiendo todos los aspectos positivos. Haz el ejercicio y verás cómo cambia tu perspectiva. Nada en esta vida es para siempre y si aprendemos a soltar, nuestra existencia se tornará más ligera y feliz.